En comunicación pública, los constructores de Antioquia, agremiados en Camacol, y la Cámara Colombiana de Infraestructura en Antioquia, calificaron como un desacierto la suspensión de obras del Metroplús en el municipio de Envigado.
Esta es la comunicación de los constructores:
“Como agremiaciones interesadas en propender por el crecimiento armónico continuo, sustentable y sostenible del sector de la construcción y de la infraestructura en nuestro territorio, queremos manifestar en forma pública nuestra profunda preocupación por el trámite dado a la acción popular interpuesta en contra del "Tramo 2-B del Metroplús", el cual ha derivado en la suspensión de obras de vital importancia para la región Metropolitana, en jurisdicción del Municipio de Envigado; pues estamos convencidos de que con esta obra se garantiza a la ciudadanía el libre acceso a una modalidad de transporte limpio y eco-eficiente, que contribuye con una mejora sustancial de la calidad de vida y el bienestar del sur del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, posibilitando menores tiempos de desplazamiento.
La obra Tramo 2-B del Metroplús cuenta con los más rigurosos soportes técnicos y científicos, los mismos que han posibilitado la obtención de los permisos ambientales atinentes a este tipo de proyectos de infraestructura y movilidad. Desde su concepción, esta obra ofrece esquemas mínimos de intervención ambiental y generosos modelos de compensación forestal que se han venido realizando y se realizarán con diversas especies arbóreas, pues las que conforman hoy el túnel verde, debido a su edad han pasado la etapa de fotosintetización, razón por la cual su contribución a la reducción de CO2 es nula. Siembra en compensación que se realizará no solo sobre la zona de influencia directa del proyecto sino sobre una vasta área del Municipio de Envigado.Destacamos además que paralelamente se tiene previsto que la modalidad de transportación propuesta, constituye un inmenso aporte en el tema del transporte masivo limpio en el Área Metropolitana.
Con nuestra postura, respetuosa pero crítica, en torno a la suspensión provisional a la que ha sido sometido el componente sur del proyecto regional de movilidad, no pretendemos desestimar el instrumento de participación ciudadana y la libre expresión de un segmento de la comunidad, pues entendemos el valor social que para un sector de la sociedad pueden llegar a alcanzar algunos de los componentes paisajísticos urbanos. Por el contrario, queremos plantear escenarios de diálogo y participación que en la búsqueda del consenso no lastimen ni causen detrimento a las propuestas de desarrollo, vitales para el contexto de una ciudad región o una región de ciudades como lo es el Valle de Aburrá.
Debemos aprender de las experiencias de ciudad y de región; no imaginamos el caos vehicular que existiría sobre la Autopista Sur, tramo oriental, si hubiera prosperado la defensa de los árboles que fueron no solo reemplazados sino tal vez multiplicados y que ahora constituyen un ejemplar cordón verde que actúa en armonía con una arteria vial. O qué decir de lo que sería de Medellín en los barrios Belén y Laureles sin la intervención arbórea que dio pie a la ampliación de la Cr 76, proyecto que en su momento fue objeto de un debate similar.
No concebimos la necesidad de adoptar un instrumento de suspensión de la obra para un proyecto sobre el cual ya pesan sendas evaluaciones técnicas y decisiones de autoridad ambiental competente debidamente ejecutoriadas. No concebimos la adopción de un instrumento que genera traumatismos en la movilidad de una ciudad de por sí asfixiada. No concebimos medidas que generan mayor contaminación ambiental, sobrecostos para la ciudadanía y peor aún, que truncan proyectos de desarrollo sostenible certificados y destacados como Modelos de Desarrollo Limpio por parte del Ministerio del Medio Ambiente y las Naciones Unidas, modelos que paradójicamente son los que tanto reclaman los colectivos ambientales.
Es importante que desde la justicia se establezca con claridad el valor de sopesar con el mayor rigor, el criterio de desarrollo sostenible y sustentable contemplado desde la convención misma de Río de Janeiro, debemos destacar el valor innegable del bienestar ambiental aún por encima de conceptos particulares de paisaje local.
Desde la perspectiva ambiental, científica y objetiva, no cabe la discusión de los beneficios derivados de los sistemas de transporte masivo que se surten de combustibles limpios y que aligeran la grave e intensa emisión de CO2 generada por un transporte urbano obsoleto y dañino.
Por todo esto, solicitamos de la manera más respetuosa a los entes jurisdiccionales, que adopten medidas que permitan tomar decisiones oportunas y efectivas en conflictos de esta naturaleza tan compleja, para que así podamos evitar los sobrecostos económicos y ambientales que generan en la ciudadanía la suspensión de estos proyectos.
Confiamos, finalmente, en las altas capacidades de nuestros jueces de hacer una revisión y valoración de todos y cada uno de los argumentos aquí expuestos con el fin de que nuestras ciudades puedan seguir en la ruta de un verdadero desarrollo sostenible y sustentable, sin que el análisis ambiental se convierta en escenario de debates culturales, o en el peor de los escenarios, en debates políticos.”